domingo, 24 de noviembre de 2024

La Libertad

Risueños están los mozos, 
gozosos están los viejos 
porque dicen, compañeras, 
que hay libertad para el pueblo.

Todo es la turba cantares,
los campanarios estruendo, 
los balcones luminarias,
y las plazuelas festejos.

Gran novedad en las leyes, 
que, os juro que no comprendo, 
ocurre cuando a los hombres 
en tal regocijo vemos.

Muchos bienes se preparan, 
dicen los doctos al reino,
si en ello los hombres ganan yo, 
por los hombres, me alegro;

Mas, por nosotras, las hembras, 
ni lo aplaudo, ni lo siento,
pues aunque leyes se muden 
para nosotras no hay fueros.

¡Libertad! ¿qué nos importa?
¿qué ganamos, qué tendremos?
¿un encierro por tribuna 
y una aguja por derecho?

¡Libertad! ¿de qué nos vale 
si son los tiranos nuestros 
no el yugo de los monarcas, 
el yugo de nuestro sexo?

¡Libertad! ¿pues no es sarcasmo 
el que nos hacen sangriento
con repetir ese grito
delante de nuestros hierros?
 
¡Libertad! ¡ay! para el llanto 
tuvímosla en todos tiempos; 
con los déspotas lloramos,
con tributos lloraremos;

Que, humanos y generosos e
stos hombres, como aquellos, 
a sancionar nuestras penas
en todo siglo están prestos.

Los mozos están ufanos, 
gozosos están los viejos, 
igualdad hay en la patria, 
libertad hay en el reino.

Pero, os digo, compañeras, 
que la ley es sola de ellos,
que las hembras no se cuentan 
ni hay Nación para este sexo.

Por eso aunque los escucho 
ni me aplaudo ni lo siento;
si pierden ¡Dios se lo pague! 
y si ganan ¡buen provecho!
Libertad
Carolina Coronado
Victoria Carolina Coronado y Romero de Tejada (Almendralejo, 1820 – Lisboa, 1911) está considerada como la equivalente extremeña de autoras románticas coetáneas como Rosalía de Castro. De formación autodidacta y con una temprana afición literaria, escribió su primer poema a los diez años y tenía trece cuando Espronceda le dedicó unos versos. Su obra poética está recogida en Poesías (1843), editado y prologado por su maestro Hartzenbusch.
A la autora le tocó librar una doble batalla: la de haber nacido en una región periférica de la España del siglo XIX con una mentalidad patriarcal anclada en las viejas tradiciones, y la de, habiendo nacido mujer, querer dedicarse a la literatura, ya que se les concedía un espacio muy restringido dentro de la poesía y ella encontró serias dificultades para publicar su obra.
El feminismo de Carolina Coronado es sencillamente el testimonio de una mujer inteligente y sensible acerca de su tiempo, y que muestra a través de algunos poemas -casi manifiestos de proclama por la libertad de la mujer- que publicaría entre 1844 y 1847 para denunciar la marginación de la mujer: “El marido verdugo”, “La flor del agua” o “Libertad”, en el que se lamenta de que las mejoras en las leyes no lleguen a las mujeres en la misma medida que a los hombres.

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