TU SECRETO
Exactamente ahora
he abierto la puerta
y gritado tu nombre varias veces
pero hoy tampoco nadie
ha respondido a mi llamada
ha respondido a mi llamada
traía tantas cosas que contarte
que me he sentado solo
en el sofá de mimbre de la abuela
ahí frente al chinero
que guarda todavía
la porcelana del día de tu boda
y me he puesto a decírselas
a tu lugar vacío
que me he sentado solo
en el sofá de mimbre de la abuela
ahí frente al chinero
que guarda todavía
la porcelana del día de tu boda
y me he puesto a decírselas
a tu lugar vacío
aunque hablara con lengua equivocada
tú asentías con la benevolencia
y el placer del que ignora
las palabras ajenas que no entiende
tú asentías con la benevolencia
y el placer del que ignora
las palabras ajenas que no entiende
pero tú eras la sabiduría
y tu secreto
una efímera calma
sobre el mantel de hilo
me ofrecías café y yo seguía
conversando en silencio con tus ojos
buscaba una respuesta que tardaba en llegar
procura ser feliz con lo que hagas
ya ves la voz elige siempre
el golpe justo
su propio asentamiento
en la carencia
en la desposesión
y tu secreto
una efímera calma
sobre el mantel de hilo
me ofrecías café y yo seguía
conversando en silencio con tus ojos
buscaba una respuesta que tardaba en llegar
procura ser feliz con lo que hagas
ya ves la voz elige siempre
el golpe justo
su propio asentamiento
en la carencia
en la desposesión
Dolor por la ausencia, infinito, incurable si la madre abandona nuestras caricias, si somos abandonados por las suyas. El tiempo no mitiga el dolor, lo hace soportable, lo introduce en nuestra savia y lo esparce por los órganos, pero no lo diluye, lo expande. Así, parece menos dolor, pero no lo hace desaparecer.
Ahora, ya está inserto en nuestras células y, en metástasis aniquiladora, nos invade. Nos habituamos a la presencia del conquistador, procuramos refugiarnos en la rutina, en la monotonía del ser, pero, de forma cíclica, reivindica su tributo: la culpa por una sonrisa espontánea, el crujido de huesos ante un estímulo de placer.
Recuerdo doloroso por la ausencia, desamparo, desnudez, si es de una madre.
Ángel Campos Pámpano (San Vicente de Alcántara, 1957 - Badajoz; 2008)
Fue profesor de secundaria durante 20 años en institutos de Extremadura y durante 6 años en el Instituto Español Giner de los Ríos en Lisboa. Impulsó las relaciones culturales y poéticas entre las instituciones e individuos de la región fronteriza de Extremadura y Portugal.
Además de sus traducciones y tareas de agitación cultural lo más importante de su creación poética es La ciudad blanca (1988), libro pionero, de poesía meditativa, impresionista y de fuerte impacto del conocimiento y gozo de Portugal, de su lengua, de su cultura y de su literatura, especialmente la poesía, pero no sólo; y La semilla en la nieve (2004), libro por el que recibió el premio Extremadura a la Creación.
Tradujo al español obras de autores de la literatura portuguesa del siglo XX, como Fernando Pessoa, Carlos de Oliveira, António Ramos Rosa, Eugénio de Andrade y Sophia de Mello Breyner Andresen, entre otros.
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