miércoles, 23 de octubre de 2024

Jesús Delgado Valhondo

 «Esa mano de tierra»
Cuando estrecho tu mano fuerte, callosa y dura. 
Cuando estrecho tu mano
parece que recojo del fondo las raíces
terribles del espanto.

Tu mano, campesino, de tierra mal labrada,
de rocas inventándonos 
los jornales del tiempo, la historia de los días 
erigida al trabajo.

Esa mano de tierra, fuerte, callosa y dura 
con sequedad del campo 
que busca bajo el suelo las aguas cristalinas 
de ríos subterráneos.

Y que yo la venero por el pan de mis hijos, 
por la sombra del árbol, 
porque padece y sufre su silencio de 
siglos en lo que no ha ganado, 
porque es la tierra misma la que nos tiende en el hombre, 
como amiga, la mano.

    La mano de un campesino, hija del terruño, hermana de la azada, madre de la resignación, que ha luchado contra el hambre, contra la incomprensión, contra la naturaleza, esa mano encallecida, áspera, tierna, se convierte en símbolo de nuestra tierra, de todas las tierras. 
    Desde un pequeño terreno transciende fronteras, adquiere valor universal: es símbolo de una lucha perenne contra la infertilidad del baldío en busca de una preñez perentoria.
    Tu mano que, como rayo que no cesa, hiende sus dedos “porrúos” en cascajos resecos por la indolencia; tu mano que, como cíclico otoño, anhela incansable el fruto de una tierra maltratada por la indiferencia; tu mano, esa mano, busco.
       
                                                                    Jesús Delgado Valhondo (Mérida, 1909 – Badajoz, 1993).

Huérfano temprano de padre, se trasladó con su familia a Cáceres. Esta ciudad medieval, antigua, empezó a ser referente de sus primeros poemas. Ejerció como maestro en varias localidades. Su poética está vertebrada de soledad, de búsqueda incesante de Dios, de una dolorida conciencia de la imperfección y de la humildad humana, del amor a su tierra.
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Junto a Luis Álvarez Lencero y Manuel Pacheco forman lo que se ha convenido en llamar triángulo poético extremeño, cuyo objetivo primordial fue la incorporación de la poesía regional de mediados del siglo XX, representada casi en exclusiva por Gabriel y Galán y Luis Chamizo, a las vanguardias literarias del momento.

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    Junto a Luis Álvarez Lencero y Manuel Pacheco forman lo que se ha convenido en llamar triángulo poético extremeño, cuyo objetivo primordial fue la incorporación de la poesía regional de mediados del siglo XX, representada casi en exclusiva por Gabriel y Galán y Luis Chamizo, a las vanguardias literarias del momento.

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